Con motivaciones diferentes a las de la antigüedad, el pirsin o la perforación constituye una práctica crecientemente habitual entre jóvenes, al tiempo que sus peligrosas consecuencias suelen desconocerse.
Hace pocos días conocí a Brian, de 20 años, buen carácter y nobleza a flor de piel. Andaba él reparando distintas piezas de automóviles. Varias partes de su cuerpo estaban embarradas de grasa negra. Es ayudante en un taller de mecánica automotriz, donde aprende los secretos de todo tipo de carros. Sigue leyendo